sábado, 30 de marzo de 2013

CAPÍTULO 7


CAPÍTULO 7

Por fin era sábado. Esta semana se me hizo algo larga. Todos los día quedándome castigada una hora más y lo peor era que tendría que seguir haciéndolo durante lo que quedaba de mes. Lo que me extrañó fue ayer, es decir, el viernes, Justin me dijo que me vería en la sala de castigos, pero, no apareció. La verdad es que me daba igual lo que hiciese ese niñato. Era guapo y tenía una preciosa sonrisa, pero se lo tenía muy creído y eso yo no lo puedo aguantar en nadie, por eso cuanto menos hablase con él mejor, ya que solo hacía más que sacarme de quicio con su prepotencia y chulería.
Entré al baño y me lavé la cara, me vestí con unos simples vaqueros y un jersey y bajé a la planta baja. Miré por la casa y no había nadie, me extrañó, ya que Kristen no me avisó de que iba a salir. Cogí una hoja en blanco y un boli, escribí unas pocas palabras para que mi hermana supiera que había ido a dar una vuelta y lo pegué a la nevera.
Cogí mi móvil y las llaves y salí. Hacía un buen día, no hacía a penas frío y había un sol resplandeciente. Comencé a caminar sin sentido alguno. La zona por la que iba se encontraba vacia, es decir, no había gente. Pero, de repente, el sonido de una moto interrumpió la calma de ese lugar. Giré la cabeza, y, adivinad quién era; Bieber.
Comencé a acelerar el paso, no quería hablar con él, como ya le dije el otro día: la gente como él me da asco.
Cada vez intentaba ir más apresurada pero continuaba oyendo el sonido del motor de la moto y cada instante más cerca de mí. Al final, mi intento de irme y pasar desapercibida fracasó. Acabó por alcanzarme.
- ¿Qué quieres ahora, Justin?
- Sube a la moto.- Sonrió.
- No.
- Sube, venga, no pasa nada.
- He dicho que no.
- ¿Qué pasa? ¿Qué las niñas de papá como tú tienen miedo a las motos? ¿O quizás a los chicos que montan en ellas?- Rió.
No podía aguantar que me dijesen eso, ‘niña de papá’, por lo tanto le miré desafiante y él sonrió pícaro, - no sabes a quien estás retando- pensé. Acto seguido subí a la moto y lo agarré de la cintura.
- A ver que sabes hacer, Drew.
- ¿Cómo me has llamado? – Giró la cabeza atrás y sonrió irónico.
- Drew.
- Vaya, pensaba ser bueno, pero veo que te gustan las emociones fuertes.
Después de esa frase, arrancó la moto de inmediato sin dejarme añadir ningún otro comentario.
A medida que pasaban los segundos la moto iba más rápido. El aire chocaba contra mi cara produciéndome algo de dolor por la fuerza con la que impactaba. Mi pelo, el cual antes de salir de casa iba recogido en una coleta, empezó a soltarse de la goma que lo sujetaba y así, hasta que quedó totalmente suelto, sin  ataduras, como me sentía yo en ese mismo instante. Puede que sintiese algo de miedo, iba demasiado rápido, pero no quería pensar en la velocidad, solamente en el hecho de que estaba libre, es decir, sin nadie a mi alrededor que me pudiese decir que así no es como se comporta una señorita o que se lo dirían a mis padres para que me enseñasen a tener algo de clase.
Cuando quise mirar por donde íbamos no supe reconocer el sitio donde nos encontrábamos, supongo que estaríamos ya lejos.
En ese instante Justin, volvió la cabeza atrás y me sonrió. Él continuaba queriendo retarme, lo notaba en su sonrisa, pero, mi reacción le sorprendió, ya que le susurré al oído ‘Más rápido, Bieber’. Y me hizo caso. Aceleró aún más, hasta que llegó un momento en el que paró. Estábamos en el mismo sitio donde, tiempo antes, él me había retado a subir en la moto. Bajé del vehículo, ya habían pasado dos horas desde que salí de casa. Todo había pasado tan rápido.
Justin bajó y se colocó enfrente de mí, apoyándose en la moto.
- ¿Ya te he convencido de que no soy una niña de papá?
- Más o menos.- sonrió.- Solo faltaría una cosa.
Me agarró de nuevo de la cintura y me puso lo más cerca de él posible. Noté como su mano derecha iba bajando hasta llegar a mi culo. Sus labios se posaron en mi cuello y prácticamente rozándome fueron subiendo hasta encontrar sus labios con los míos, pero sin tocarse.
- Para. Suéltame.- Susurré.
- Venga, Alexa, solo sería sexo, nada más. Si quieres no volvemos a hablar nunca más. Pero solo esta vez y te dejo en paz.
- No.- Me eché atrás apartándome de él.- No pienso acostarme contigo. No soy tan fría.
- Como quieras.- Rió.- Pero te advierto de que yo siempre consigo lo que quiero, cueste lo que cueste.
- Sueña cuanto quieras, Justin. Nunca me acostaré con alguien como tú.
- Eso lo dices ahora. Ya veremos dentro de unos meses.- Rió y a continuación subió en su moto y desapareció de mi vista.
Me volví a hacer la coleta que momentos antes se había soltado a causa de la velocidad a la que iba la moto. Comencé a caminar de vuelta a casa tranquilamente. Una vez ya había llegado, abrí la puerta y encontré a mi hermana.
- Hola, Kristen.- Saludé sonriente.
- Vaya, que feliz te veo.- Me dijo seria.
- Sí, bueno, feliz no, quizás alegre. ¿Pasa algo?
- No sé, eso me lo tendrás que explicar tú.
- ¿Cómo? No entiendo.
Mi hermana se dirigió a la cocina y yo fui tras ella.
- Mira, Alexa, te dije que te podrías quedar aquí durante un tiempo, pero siempre y cuando te portes bien.
- ¿De qué hablas, Kristen? No he hecho nada malo.
- Ah, ¿no? ¿Y qué hacías hoy, montada en una moto, sin casco y a una velocidad excesiva?
- ¿Cómo sabes eso?
- ¿Qué mas da? Contéstame a lo que te he preguntado.
- No pasó nada, Kristen. Iba caminando y pues me encontré a Justin y me dij…
- ¿Justin Bieber?- Me interrumpió.
- Sí, bueno…
- No me gusta que andes con esos chicos y menos con él, con Justin Bieber, no estás acostumbrada a su forma de vida.
- Joder, Kristen, ¿qué pasa? Solo subí en su moto, solo fue una vuelta tampoco fue para tanto.
- No, Alexa, no. Eres una chica de California, ellos son de un barrio de Canadá no muy bueno, que se diga y no debes de ir con ellos.
- Joder, estoy harta, tengo 17 años dentro de unos meses cumpliré los 18, ya soy mayor para saber lo que puedo o no puedo hacer. Y que yo sea de California y ellos sean de un barrio ‘peligroso’ de Canadá no implica nada. Pensé que tú no eras como papá y mamá, que no te importaban las clases sociales, pero ya veo que me equivoqué, que eres igual que ellos.- Al decir esto último tiré las llaves al suelo y subí rápidamente a mi habitación, dando un portazo.
Llamé desesperadamente a Brenda, pues necesitaba hablar con una persona que me entendiese.
· ¿Alexa?
· Hola, Brenda.
· Ahora mismo iba a llamarte, tenía ganas de hablar contigo.
· Yo también tenía ganas de hablar contigo. ¿Qué tal todo por allí?
· Pues bien, como siempre. ¿Y tú?
· Bueno, me está costando adaptarme y eso, pero vamos, que bien.
· Me alegro, Alex. Te prometo que cuando pase los pocos exámenes que me quedan voy a verte. Te echo de menos.
· Vale. Y yo a ti, Brenda. Por cierto, ¿qué tal con Eric?
· ¿Eric? Pues lo hemos dejado.
· Oh, vaya. Cuanto lo siento.
· Bah, da igual, me cansé de tener una relación tan larga. Ya encontraré a otro.
· Brenda, solo llevabais cuatro meses, eso no es una relación larga.- Reí.
· Para mi sí. Me agobiaba un poco.
· Vaya.- Volví a reír.
· Bueno, Alexa, me voy que tengo clases de piano. Hablamos luego. Y recuerda: en dos semanas o así estoy ahí. Te quiero.
· De acuerdo. Y yo a ti.
Después de colgar ya me sentía mucho mejor, sé que no le había contado nada de lo sucedido, pero con tan solo oír su voz me hacía sentir bien.
[…]
Seguía tumbada en mi cama, con el ordenador, sin bajar a la planta baja, cuando se abrió la puerta de mi habitación.
- ¿No piensas bajar o qué?- Me dijo Kristen mientras entraba por la puerta.
- ¿Para qué? ¿Para que me riñas como a una niña pequeña? Para eso prefiero quedarme aquí, en mi habitación.
- Alexa, debes entenderme.- dijo mientras se sentaba en mi cama.- Yo también soy muy joven, no sé como actuar en estos casos, pero no quiero que vayas con esa gente, no te traerán más que problemas.
- Lo sé, Kristen. Pero debes confiar en mí, yo no quiero relacionarme con esas personas, pero no sé que hacer, no conozco a nadie aquí.
- Hacemos un trato, ¿sí? Yo no te controlaré más ni nada si tú prometes no ir con gente como Justin.
- De acuerdo.- Sonreí.

                                       ***

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