CAPÍTULO 7
Por fin era sábado. Esta semana se me hizo algo larga. Todos
los día quedándome castigada una hora más y lo peor era que tendría que seguir
haciéndolo durante lo que quedaba de mes. Lo que me extrañó fue ayer, es decir,
el viernes, Justin me dijo que me vería en la sala de castigos, pero, no
apareció. La verdad es que me daba igual lo que hiciese ese niñato. Era guapo y
tenía una preciosa sonrisa, pero se lo tenía muy creído y eso yo no lo puedo
aguantar en nadie, por eso cuanto menos hablase con él mejor, ya que solo hacía
más que sacarme de quicio con su prepotencia y chulería.
Entré al baño y me lavé la cara, me vestí con unos simples
vaqueros y un jersey y bajé a la planta baja. Miré por la casa y no había
nadie, me extrañó, ya que Kristen no me avisó de que iba a salir. Cogí una hoja
en blanco y un boli, escribí unas pocas palabras para que mi hermana supiera
que había ido a dar una vuelta y lo pegué a la nevera.
Cogí mi móvil y las llaves y salí. Hacía un buen día, no
hacía a penas frío y había un sol resplandeciente. Comencé a caminar sin
sentido alguno. La zona por la que iba se encontraba vacia, es decir, no había
gente. Pero, de repente, el sonido de una moto interrumpió la calma de ese
lugar. Giré la cabeza, y, adivinad quién era; Bieber.
Comencé a acelerar el paso, no quería hablar con él, como ya
le dije el otro día: la gente como él me da asco.
Cada vez intentaba ir más apresurada pero continuaba oyendo
el sonido del motor de la moto y cada instante más cerca de mí. Al final, mi
intento de irme y pasar desapercibida fracasó. Acabó por alcanzarme.
- ¿Qué quieres ahora, Justin?
- Sube a la moto.- Sonrió.
- No.
- Sube, venga, no pasa nada.
- He dicho que no.
- ¿Qué pasa? ¿Qué las niñas de papá como tú tienen miedo a
las motos? ¿O quizás a los chicos que montan en ellas?- Rió.
No podía aguantar que me dijesen eso, ‘niña de papá’, por lo
tanto le miré desafiante y él sonrió pícaro, - no sabes a quien estás retando-
pensé. Acto seguido subí a la moto y lo agarré de la cintura.
- A ver que sabes hacer, Drew.
- ¿Cómo me has llamado? – Giró la cabeza atrás y sonrió
irónico.
- Drew.
- Vaya, pensaba ser bueno, pero veo que te gustan las
emociones fuertes.
Después de esa frase, arrancó la moto de inmediato sin
dejarme añadir ningún otro comentario.
A medida que pasaban los segundos la moto iba más rápido. El
aire chocaba contra mi cara produciéndome algo de dolor por la fuerza con la
que impactaba. Mi pelo, el cual antes de salir de casa iba recogido en una
coleta, empezó a soltarse de la goma que lo sujetaba y así, hasta que quedó
totalmente suelto, sin ataduras, como me
sentía yo en ese mismo instante. Puede que sintiese algo de miedo, iba
demasiado rápido, pero no quería pensar en la velocidad, solamente en el hecho
de que estaba libre, es decir, sin nadie a mi alrededor que me pudiese decir
que así no es como se comporta una señorita o que se lo dirían a mis padres
para que me enseñasen a tener algo de clase.
Cuando quise mirar por donde íbamos no supe reconocer el
sitio donde nos encontrábamos, supongo que estaríamos ya lejos.
En ese instante Justin, volvió la cabeza atrás y me sonrió.
Él continuaba queriendo retarme, lo notaba en su sonrisa, pero, mi reacción le
sorprendió, ya que le susurré al oído ‘Más rápido, Bieber’. Y me hizo caso. Aceleró
aún más, hasta que llegó un momento en el que paró. Estábamos en el mismo sitio
donde, tiempo antes, él me había retado a subir en la moto. Bajé del vehículo,
ya habían pasado dos horas desde que salí de casa. Todo había pasado tan
rápido.
Justin bajó y se colocó enfrente de mí, apoyándose en la
moto.
- ¿Ya te he convencido de que no soy una niña de papá?
- Más o menos.- sonrió.- Solo faltaría una cosa.
Me agarró de nuevo de la cintura y me puso lo más cerca de
él posible. Noté como su mano derecha iba bajando hasta llegar a mi culo. Sus
labios se posaron en mi cuello y prácticamente rozándome fueron subiendo hasta
encontrar sus labios con los míos, pero sin tocarse.
- Para. Suéltame.- Susurré.
- Venga, Alexa, solo sería sexo, nada más. Si quieres no
volvemos a hablar nunca más. Pero solo esta vez y te dejo en paz.
- No.- Me eché atrás apartándome de él.- No pienso acostarme
contigo. No soy tan fría.
- Como quieras.- Rió.- Pero te advierto de que yo siempre
consigo lo que quiero, cueste lo que cueste.
- Sueña cuanto quieras, Justin. Nunca me acostaré con
alguien como tú.
- Eso lo dices ahora. Ya veremos dentro de unos meses.- Rió
y a continuación subió en su moto y desapareció de mi vista.
Me volví a hacer la coleta que momentos antes se había soltado
a causa de la velocidad a la que iba la moto. Comencé a caminar de vuelta a
casa tranquilamente. Una vez ya había llegado, abrí la puerta y encontré a mi
hermana.
- Hola, Kristen.- Saludé sonriente.
- Vaya, que feliz te veo.- Me dijo seria.
- Sí, bueno, feliz no, quizás alegre. ¿Pasa algo?
- No sé, eso me lo tendrás que explicar tú.
- ¿Cómo? No entiendo.
Mi hermana se dirigió a la cocina y yo fui tras ella.
- Mira, Alexa, te dije que te podrías quedar aquí durante un
tiempo, pero siempre y cuando te portes bien.
- ¿De qué hablas, Kristen? No he hecho nada malo.
- Ah, ¿no? ¿Y qué hacías hoy, montada en una moto, sin casco
y a una velocidad excesiva?
- ¿Cómo sabes eso?
- ¿Qué mas da? Contéstame a lo que te he preguntado.
- No pasó nada, Kristen. Iba caminando y pues me encontré a
Justin y me dij…
- ¿Justin Bieber?- Me interrumpió.
- Sí, bueno…
- No me gusta que andes con esos chicos y menos con él, con
Justin Bieber, no estás acostumbrada a su forma de vida.
- Joder, Kristen, ¿qué pasa? Solo subí en su moto, solo fue
una vuelta tampoco fue para tanto.
- No, Alexa, no. Eres una chica de California, ellos son de
un barrio de Canadá no muy bueno, que se diga y no debes de ir con ellos.
- Joder, estoy harta, tengo 17 años dentro de unos meses
cumpliré los 18, ya soy mayor para saber lo que puedo o no puedo hacer. Y que
yo sea de California y ellos sean de un barrio ‘peligroso’ de Canadá no implica
nada. Pensé que tú no eras como papá y mamá, que no te importaban las clases
sociales, pero ya veo que me equivoqué, que eres igual que ellos.- Al decir
esto último tiré las llaves al suelo y subí rápidamente a mi habitación, dando
un portazo.
Llamé desesperadamente a Brenda, pues necesitaba hablar con
una persona que me entendiese.
· ¿Alexa?
· Hola, Brenda.
· Ahora mismo iba a llamarte, tenía ganas de hablar contigo.
· Yo también tenía ganas de hablar contigo. ¿Qué tal todo
por allí?
· Pues bien, como siempre. ¿Y tú?
· Pues bien, como siempre. ¿Y tú?
· Bueno, me está costando adaptarme y eso, pero vamos, que
bien.
· Me alegro, Alex. Te prometo que cuando pase los pocos
exámenes que me quedan voy a verte. Te echo de menos.
· Vale. Y yo a ti, Brenda. Por cierto, ¿qué tal con Eric?
· ¿Eric? Pues lo hemos dejado.
· Oh, vaya. Cuanto lo siento.
· Bah, da igual, me cansé de tener una relación tan larga.
Ya encontraré a otro.
· Brenda, solo llevabais cuatro meses, eso no es una
relación larga.- Reí.
· Para mi sí. Me agobiaba un poco.
· Vaya.- Volví a reír.
· Bueno, Alexa, me voy que tengo clases de piano. Hablamos
luego. Y recuerda: en dos semanas o así estoy ahí. Te quiero.
· De acuerdo. Y yo a ti.
Después de colgar ya me sentía mucho mejor, sé que no le
había contado nada de lo sucedido, pero con tan solo oír su voz me hacía sentir
bien.
[…]
Seguía tumbada en mi cama, con el ordenador, sin bajar a la
planta baja, cuando se abrió la puerta de mi habitación.
- ¿No piensas bajar o qué?- Me dijo Kristen mientras entraba
por la puerta.
- ¿Para qué? ¿Para que me riñas como a una niña pequeña?
Para eso prefiero quedarme aquí, en mi habitación.
- Alexa, debes entenderme.- dijo mientras se sentaba en mi
cama.- Yo también soy muy joven, no sé como actuar en estos casos, pero no
quiero que vayas con esa gente, no te traerán más que problemas.
- Lo sé, Kristen. Pero debes confiar en mí, yo no quiero
relacionarme con esas personas, pero no sé que hacer, no conozco a nadie aquí.
- Hacemos un trato, ¿sí? Yo no te controlaré más ni nada si
tú prometes no ir con gente como Justin.
- De acuerdo.- Sonreí.
***
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