martes, 12 de febrero de 2013

CAPÍTULO 4 ‘Primer día’


CAPÍTULO 4 ‘Primer día’

El despertador acababa de sonar, tenía sueño, pero debía levantarme. Cuando por fin conseguí hacerlo, busqué unos vaqueros pitillos, una camisa azul y unas botas altas negras. Pero, antes de vestirme, cogí una chocolatina que llevaba en el bolso, antes de comerla, abrí el grifo para que disimulara los ruidos de mis vómitos. Una vez abierto, le di un bocado y acto seguido me incliné para vomitar. Una vez hecho, me lavé la cara y los dientes, me vestí y me hice una trenza a un lado.
Cogí una bandolera negra en la cual metí el móvil, las llaves y un cuaderno por si lo necesitase. Me puse mi cazadora negra y salí de casa.
En poco más de diez minutos había llegado. Entré, no conocía a nadie, por lo tanto tuve que ir a jefatura de estudios a preguntar mi clase, y así hice.
Una vez que ya lo sabía me dirigí a ella, antes de entrar miré el horario que me habían dado hacía unos escasos minutos. Física. Odiaba esa asignatura, nunca la había comprendido muy bien y pues en esa no sacaba de las mejores notas.
Llamé a la puerta.
- Adelante.- Respondió una voz masculina.
Entré y me dirigí al profesor, le expliqué que era nueva y que acababa de llegar y tal. Mientras el profesor me explicaba algunas cosas, pude observar como los alumnos, -sobre todo las chicas, pero los chicos también- me miraban y chismorreaban.
- A ver, chicos, esta es una nueva compañera, la señorita Alexandra. Yo soy el Sr. Stevenson.- Eso último iba dirigido a mí.- Tome asiento y preste atención.
- De acuerdo.- Contesté.
Miré los asientos que quedaban libres, tan solo dos, uno en primera fila y otro en la última. Era el primer día, y no me apetecía ponerme en primera fila, por lo tanto me fui a la del final. Cuando estaba a punto de sentarme, el chico que estaba justo a mi derecha me lo impidió.
- ¡Eh! Fuera de ahí, ese es el sitio de Justin.
- ¿Justin? No veo a nadie por aquí que se quiera sentar aquí, por lo tanto me siento yo.- Contesté.
Me miró de mala forma a lo cual yo contesté con una falsa sonrisa.
Diez o quince minutos más tarde la puerta de la clase se abrió, y apareció un chico rubio, alto, una preciosa sonrisa, era bastante guapo.
- Señorito Bieber, le tengo dicho que no debe llegar tarde a clase y usted sigue haciéndolo.
- Y yo le tengo dicho que sus clases me aburren y usted sigue explicándolas.- Contestó.
Ante aquel comentario de ese tal Bieber, toda la clase rió, ahí comprendí que era el típico ‘popular’ al que toda la clase adora.
- Mire, siéntese, haga el favor.
Vi como se iba acercando hasta mi mesa y cuando llegó se paró.
- Estás en mi mesa, preciosa. Haz el favor y vete a la de delante.- Me dijo con tono de chulería.
- ¿Con que tú eres ese tal Justin?
- El mismo, Justin Bieber en persona.
- Pues lo siento, pero yo llegué antes, te tocará sentarte ahí.
- Venga, nena.- Se acercó tanto a mí que podía sentir su aliento.- Vete a la primera fila, tampoco te pido tanto. Si quieres luego te recompenso.- Me guiñó un ojo.
- Lo siento.- Aparté su cara de la mía.- Pero no me intimidas ni nada por el estilo, llegaste el último y te sientas en el sitio que queda libre, es lo que hay.
Rió irónico.
- De acuerdo.
[…]
La mañana pasó tranquila, conocí a algún profesor más, pero no ocurrió nada especial, tan solo lo de ese tal Bieber, pero ya está. Lo curioso, es que el Bieber ese, me sonaba de algo, pero no recordaba de que, tal vez solo fuera una impresión y nada más.
Cuando iba entrando por la puerta de la cafetería, alguien me agarró del brazo y me volvió. Era él, ese tal Bieber, de cuyo nombre no conseguía acordarme.
- Ten cuidado conmigo, solo te aviso.
- ¿Qué dices?
Antes de que pudiera acabar la pregunta, el chico ya se había ido.
Retomé el camino y entré en la cafetería, cogí una botella de agua y me senté en una mesa sola a darle vueltas a aquello que me había dicho. Pero, entonces, una chica se puso a mi lado y me tocó el hombro.
- Hola, soy Sophie, una chica que va a tu clase, ¿te importa que me siente contigo?
- Eh…- giré la cabeza- No, claro que no.
- ¿Con que eres nueva, eh?- Me preguntó mientras se sentaba.
- Eh, sí, vengo de California.
- Oh, siempre he querido ir.
- Es bonito.
- Lo suponía.
De repente se produjo un incómodo silencio.
- Es guapo, eh.- Me dijo Sophie.
- ¿Qué? ¿Quién?
- El chico al que no paras de mirar.
- Ah, ese tal Bieber, ni lo había visto.
- Ya. Por cierto, has tenido bastante valor al decirle que no le dejabas su sitio, cualquier otro nada más verlo habría salido corriendo.
- ¿Ah si? ¿Por qué?
- Bueno, Justin no es que sea un angelito.
- ¿Por? Cuéntame lo que sepas de él.
- Pues a ver, Justin era un chico normal y corriente, y ¿ves a esos chicos que están ahí? – Señaló una mesa- el de la izquierda es Chaz, Chaz Sommers, el de al lado Ryan, Ryan Butler, el otro Christian Beadles y la chica Caitlin Beadles. Eran su panda de amigos, incluso Caitlin fue su novia, hasta que a los quince, algo le ocurrió, cambió, se podría decir que pasó ‘al lado oscuro’ y los dejó. Desde entonces dicen que siempre anda en peleas y malos rollos. Y bueno, se ha tirado a todas las chicas guapas del instituto, eso sí no repite nunca con ninguna, excepto con aquella, - señaló a otra mesa- Nicole. Es también la más popular y se podría decir que son ‘folla-amigos’, o no sé, a ver, mantienen sexo, Justin la lleva en su moto y tal, pero no se besan ni nada, cada uno hace lo que quiere.
- Vaya, ¿se ha tirado a todas?
- Sí, pero no caigas en sus trampas, un día te enamorarás de él y al instante estarás en su cama, haciéndolo con él, pensando que será para siempre y al día siguiente ni te saluda. Enserio, no pierdas el tiempo con él, solo te hará daño.
- No, si no lo pienso hacer. Pero, como lo dices parece que lo hayas experimentado.
- Desgraciadamente sí. Fue hará un año y bueno, después de aquello nunca más volvimos a hablar.
- Vaya, que cerdo.
Me quedé mirando a Sophie, era bastante guapa, unos ojazos, marrones, pero que con la luz se veían tonos verdes, un pelo voluminoso, rizado y negro como el carbón. Una sonrisa tímida, pero dulce y por lo poco que la conocía parecía bastante simpática.
- Bueno, ¿y tú por qué de viniste de California?
- Eh… Pues, quería cambiar de aires.
- Pero eres una chica realmente hermosa, seguro que allí lo tenías todo.
El timbre volvió a sonar, y afortunadamente interrumpió nuestra charla. Tan solo me quedaba una clase por dar, historia.
Entré al aula en la cual tenía la última clase, me senté al lado de la ventana y esperé a que vinieran los demás. De repente, esa tal Nicole, pasó por mi lado y se me quedó mirando. No sabía que hacer, me estaba intimidando, de pronto alguien le tocó por detrás, era ese tal Justin, ¿Justin? Sí, eso Justin. Oí como le susurraba algo al oído y ella le contestaba con un simple ‘vale’. Entonces vino Sophie y se sentó a mi lado.
- Vaya, me alegra ver que en historia también estaré contigo.- Me dijo.
Yo simplemente me limité a sonreír.
[…]
Pasó la clase, estaba cansada, quería terminar ya este primer día. Recogí mis cosas y salí. Sophie me siguió hasta la puerta del instituto.
- ¿Por dónde vas?- Me preguntó.
- Por allí.- Indiqué la dirección.
- Oh vaya, está en dirección opuesta de mi casa, bueno, nos vemos mañana.
- Vale.- Sonreí.
Sophie era maja, pero algo estresante o al menos para mí. Nunca me había gustado que la gente estuviera muy pegada a mí, me agobiaba, excepto Brenda, claro.
Cuando iba a cruzar oí una moto, me giré y lo vi. Lo acababa de recordar. El del otro día que por poco me atropella era Justin.
Me fijé en él otra vez. Puso la moto en marcha, esta vez no llevaba casco, y aceleró. Justo en el momento que pasaba por delante de mí, me sonrió y me guiñó un ojo – Pero, ¿de qué va?-, pensé.
Continué andando hasta llegar a casa. Abrí la puerta, y como ya me había avisado ayer Kristen, no había nadie.
Preparé algo ligero para comer, ya que al final lo iba a acabar vomitando. Y en efecto, nada más comer, tuve que ir a vomitar. Odiaba ser bulímica, no podía ir a restaurantes, ya que no quería montar un espectáculo vomitando. Tampoco era fácil dejar de serlo, ya que siempre volvía a recaer.
Subí a mi habitación y estudié lo que habían mandado. Al terminar cogí mi móvil y volví a llamar a Brenda. Al fin me lo cogió:
· Brenda…
· ¿Qué quieres Alexandra?
· Hablar. Lo siento muchísimo, de verdad.
· Ya dejaste bien claro que te importaba todo una mierda, no hay nada más que hablar.
· Por favor, tú no me entiendes, déjame que te lo explique.
· Venga, explícame.
Comencé a contarle de nuevo todo lo que me había hecho Troy incluso lo del último día, y seguí contando que mis problemas no acabaron y que estaba realmente mal, hasta que no aguanté más y comencé a llorar.
· Lo-Lo siento, Alexa. Perdóname, he sido una idiota.
· Tú no tienes la culpa.
· Lo siento de verdad. Sabes que me tienes para todo, llámame cuando lo necesites.
· Y tú a mí.
· Cuando pasen los exámenes, iré a verte, ¿si?
· Vale.
· Tengo que irme, hablamos esta noche y no te preocupes, siempre me tendrás.
Nos despedimos y colgamos.
[…]
La tarde pasó rápida. Miré el reloj, eran las diez y media y Kristen no había vuelto. Me dijo que sobre las ocho estaría en casa, pero no era así.
Brenda me volvió a llamar y estuvimos hablando. Fue entonces cuando yo dije: ‘no se lo puedo contar, se pondría nerviosísima’. Con esa frase me refería a que no le podía contar el tema de la bulimia a Kristen, pero, en aquel momento, justo después de decir la frase entró mi hermana.
- ¿A quién no le puedes contar qué?- Me preguntó.
- Hablamos mañana.- Susurré a Brenda.
                                              ***
Holi:3
Bueno, lo primero, siento mucho haber tardado tanto, pero no he tenido ordenador y lo siento de verdad.
Pues eso, que espero que os haya gustado el capítulo que lo he hecho lo mejor que he podido y que me dejéis un comentario algo elaborado, ¿si? Gracias.
Por cierto, ¿os importaría contestar a la encuesta? Muchas gracias.
Os quiero<3