miércoles, 30 de enero de 2013

CAPÍTULO 3 ‘Vida nueva’


CAPÍTULO 3 ‘Vida nueva’

Abrí los ojos, - ¿qué hora sería?-. Seguía en el avión, me había dormido, miré por la pequeña ventana que había a mi izquierda y vi que todavía continuaba el vuelo.
- Perdone, - le dije a una joven azafata que pasaba cerca de mí.- ¿sabe cuanto queda para llegar?
- Oh sí, quedará una media hora escasa.
- Vale, gracias.- Sonreí.
- De nada.- Me devolvió la sonrisa.
Volví a posar mi cabeza en el respaldo del asiento. Ya quedaba menos para poder ver a mi hermana, para poder comenzar otra vida.
Me pregunto si Brenda habrá visto la carta, no sé como se lo tomaría, espero que bien, esto no tiene porque afectar a nuestra relación de amistad de prácticamente toda una vida. De repente, oí como, por el altavoz, el copiloto anunciaba el aterrizaje – que rápido se me había pasado esa media hora-. Volví a mirar por la ventanilla, ya podía ver la pista en la cual aterrizaríamos, era algo pequeña, pero lo normal para una ciudad como Stratford.
[…]
Por fin, ya había salido de aquel avión, ya había llegado a mi destino. Ahora mismo me encontraba en la puerta del aeropuerto, con mis maletas, intentando buscar un taxi, pero aquí no era tan fácil como en California. Al cabo de un tiempo, uno paró delante de mí, - al fin- pensé. El taxista bajó del vehículo y me ayudó con las maletas, monté en el coche y cerré la puerta.
- ¿Dónde la llevo?- Me preguntó.
- Pues la verdad, no lo sé muy bien, nunca antes había venido, solo tengo este papel en el que pone la dirección.- Se lo mostré.
- Ah, de acuerdo, en veinte minutos estaremos allí.
- Gracias.- Sonreí.
Miré el reloj, eran las nueve de la mañana, era un poco pronto, espero que Kristen no esté durmiendo, tiene mal genio cuando la despiertan, o al menos eso era así antes, antes de que se fuera.
- Ya hemos llegado. Es aquella casa, disfrute de la ciudad.- Me informó.
- Lo haré, y gracias.
Bajé del taxi, saqué las maletas, le pagué el trayecto y me dirigí a la puerta de la casa.
Se me hacía raro ver que Kris viviera en una casa así, acostumbrada a ver las mansiones de la zona rica de California, pues se me hacía raro ver que mi hermana, y dentro de poco yo, viviera en una casa, normal, grande, pero normal.
Dejé las maletas en el suelo, vi que en el lado derecho de la puerta había un timbre, lo presioné y esperé. Estaba nerviosa, muy nerviosa.
- Vooooy, un momento.- Reconocí en seguida la dulce voz de mi hermana.
A continuación se abrió la puerta y la vi. Seguía igual de guapa que siempre, más mayor, pero igual de preciosa.
- ¡Kristen!- Sonreí y la abracé.
- Alexandra.-me siguió el abrazo.- ¿qué haces aquí?
- ¿Puedo pasar y te lo explico?- Pregunté incómoda.
- Claro, pasa.
Agarré mi equipaje y pase dentro de la casa.
- Siéntate.- Me señaló el sofá.
Hice lo que me dijo y ella hizo lo mismo.
- Y, bueno… ¿Qué haces aquí? Y con tantas maletas.
- Pues verás, últimamente no me encontraba muy bien en California, y pues… me vengo a vivir contigo.- Eso último lo dije murmurando.
- ¿CÓMO? – Se levantó bruscamente.- No digas tonterías, debes volver a casa con mamá, este no es un buen sitio para ti, debes irte, Alexa.
- No, no lo pienso hacer.- me levanté- Hace cinco años que no te veo y es más, quiero vivir contigo, eres mi hermana, tengo derecho.
- Por favor, Alex, debes irte, no es un buen sitio, enserio. Es más, no creo que vivas muy a gusto aquí, son todos muy diferentes a ti.
- Pero, por favor, déjame, me adaptaré.
- No, he dicho que no. Voy a llamar a mamá, ¿sabe que viniste?
- Sí, le dejé una nota, pero no creo que le importe, últimamente no los veo ni los fines de semana.- Dije indiferente.
- Da igual, Alexa, tienes 17 años, debes vivir con ellos, no puedes irte y desaparecer así sin más.
- Ah, claro, mira quien habló, la señorita perfecta – levanté la voz – la que hace cinco años dejó a su familia tirada, a su hermana pequeña, a su novio, a sus amigos, todo.
- Alexa, mi caso no era el mismo… Yo me fui por verdaderos problemas.
- ¿Por qué? ¿Por qué papá y mamá no te consentían algunas cosas? ¿Enserio? Eso no son problemas comparado con los míos, no sabes nada, yo soy… – en ese momento iba a decir ‘soy bulímica, con la autoestima por los suelos, con un novio que abusa sexualmente de mí y con unos padres que para ellos ni siquiera existo’, pero me callé, no quería preocuparla.
- ¿Qué? ¿Qué eres, eh?
- Soy la que sobra allí.- Intenté arreglar lo que ya había empezado.
Vio como mis ojos comenzaron a hincharse de agua y seguidamente me abrazó.
- Bueno, tranquila, puedes quedarte, pero solo por un tiempo, eh.
- ¡Gracias! – Sonreí y la abracé más fuerte.
- No las des. – se separó de mí- Venga, no llores, no te favorece.- Me retiró las lágrimas de los ojos.
- Te quiero.
- Y yo a ti. Eso sí, hemos de buscarte un instituto en el que matricularte, ¿vale?
- No es problema, pedí el traspaso, el lunes empiezo.
- Ah, pero tendrás cara, ¿y si te llego a decir que no te puedes quedar?
- Sabía que no lo harías.- Reímos.
- Ven, te enseñaré tu habitación.

|| Narra Brenda ||

- Hablamos luego, cariño. Te quiero.- Le dije a Eric mientras lo besaba y bajaba del coche.
Lo despedí con la mano y una sonrisa. Estaba feliz. Muy feliz. Serían las once de la mañana y acababa de volver de la cena y la noche de ayer con Eric.
Mientras me acercaba a la puerta vi que el buzón contenía cartas, me dirigí a él y lo abrí, saqué las cartas y mientras iba hacia casa fui mirando a quien iban dirigidas. Casi todas eran para mis padres, normal. Pero una me llamó la atención, era para mí, de Alexa, - ¡Oh dios, Alexa! Al final ayer no la llamé, esta tarde la llamo sin falta.- pensé.
Cuando iba entrando por la puerta de mi casa, abrí la carta y la leí.
¿Qué? Comencé a llorar. No me lo podía creer, mi amiga, mi hermana, mi mundo, se había ido a otra ciudad.
Subí directa a mi habitación, sin saludar. Me tiré en la cama y comencé a llorar de nuevo. Cogí mi móvil y marqué el teléfono de Alexa, le di a llamar y esperé su respuesta, ‘El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura’, - Perfecto.- pensé.

|| Narra Alexandra ||

Me encontraba en mi nueva habitación, era grandísima, no muy bonita, pero de decorarla ya me encargaría yo, ya que mi estancia allí, sería por largo tiempo, aunque mi hermana pensase que no.
Miré la hora en el reloj, eran casi las tres, era extraño que Brenda no me hubiese llamado y más después de lo de la carta, supongo que no habría vuelto a casa y no la había visto.
- ¡Aleeeeeeeex, baja a comer!- Gritó mi hermana desde la primera planta.
- Espera.- Respondí en su mismo tono.
Oh no, no había pensado en el tema de las comidas, yo no podía comer nada sin después tenerlo que vomitar. Tenía un problema.
- Venga, que se enfría.- Volvió a insistir.
Bajé a la cocina, allí se encontraba mi hermana, sentada en la mesa y con un plato de carne delante.
- Venga, siéntate y a comer.
- Eh… No, Kris, comí algo antes en el avión y tal, no tengo hambre, comeré más tarde.- Esa fue la única excusa que se me ocurrió.
- ¿Seguro? Estás muy delgada.
- Seguro, no te preocupes.
[…]
Después de la comida dejé que mi hermana se echara la siesta y me fui a mi habitación. Me pasé la tarde allí, no hice gran cosa, solamente leer y escuchar música. Cuando fui a coger el móvil del bolso, vi que estaba apagado por el avión. Lo encendí, y fue entonces cuando vi 17 llamadas perdidas de Brenda y 33 WhatsApp de ella. Leí los WhatsApp y no pude creer lo que ponía en el último: ‘·Vale, tú sigue ignorándome, pero que sepas que así no se solucionan los problemas. Pensé que éramos como hermanas, pero ya veo que todo te importa una mierda, incluso yo.’
¡Mierda! Brenda estaba enfadada, y en realidad la comprendía. Seguidamente le di a llamar y el teléfono comenzó a comunicar, pero no me lo cogió. Después de un rato, dejé de insistir.
[…]
Al día siguiente me levanté, sobre las doce o así, me puse algo cómodo de ropa y bajé a la planta baja.
- Buenos días.- Le di un beso a mi hermana.
- Buenos días, bella durmiente.- Me sonrió.- ¿Qué vas a hacer hoy?
- Pues como mañana es mi primer día, pues iré a dar una vuelta para conocer mejor la zona.
- De acuerdo, ¿quieres que te acompañe?
- No hace falta.- Sonreí.
- ¿No desayunas nada?- Me preguntó.
- Eh, desayunaré algo por ahí.
- Como quieras.
Salí de la casa y comencé a caminar. El barrio no era feo, un poco de clase baja, pero me daba igual, quería empezar de cero. Hacía bastante sol, pero corría un fresco viento, menos mal que había cogido la rebeca.
Miré a los lados y vi un instituto, ese debía ser el mío. A lo lejos, en un callejón, pude ver a una panda de chicos con motos, no tenían muy buen aspecto, parecían unos ‘macarras’ como diría mi madre. Me fijé bien, y también se encontraban alguna que otra chica, un poco ligeritas de ropa, pero bueno. Cuando ya me iba a cruzar a la otra acera, para volver a casa, mientras cruzaba un paso de peatones, una moto pasó a toda velocidad que por poco me atropella.
- Imbécil.- Grité.
Creía que no me había oído, pero entonces giró su cabeza hacia atrás, se retiró el casco, me miró y sonrió pícaro. Volvió la mirada al frente y continuó el trayecto.
Me fijé en él y vi como paraba en el mismo sitio de los chicos de antes.
Entonces un WhatsApp sonó en mi móvil. Era Kristen.
· ¿Estás bien? Hace dos horas que te fuiste.
Le respondí con un simple ‘Sí’ y volví a casa.
Abrí la puerta con la copia de las llaves que me había dado mi hermana.
- Venga, Alex, a comer.
- Eh, no, es que como he desayunado tarde, no tengo hambre.
- Bueno, está bien.- Me miró insatisfecha.
[…]
Sobre las diez me di una ducha rápida y bajé al salón.
- Prepárate todo para mañana.- Me dijo mi hermana.
- Sí, mamá.- Sonreí burlesca.
- Por cierto, Alexa, yo por temas de trabajo no creo que venga a comer ningún día, más bien vendré tarde sobre las ocho o así, prepárate lo que quieras de comer, ¿sí?
- Claro.- Sonreí.- Bueno, yo me voy a dormir, que mañana es el primer día y quiero estar descansada.
- Vale, cielo.- Me dio un beso en la mejilla.- Que descanses.
Antes de dormirme intenté llamar otra vez a Brenda, pero seguía sin contestarme. Al final, rendida y cansada, acabé por dormirme.
                                                        ***
Hola:3
A ver, tengo poca cosa que decir, lo primero siento el retraso pero es que no tengo ordenador y estoy muy liada, lo siento. Y lo segundo, recomendadme, por favor, tengo pocas lectoras.
Ale, espero que os guste y que me dejéis un siguiente algo elaborado, ¿sí?
Os quiero<3

domingo, 13 de enero de 2013

CAPÍTULO 2 ‘Adiós’


'Adiós'

La semana había pasado medianamente rápida, ya era viernes, por fin. Pero por muy rápida que hubiera pasado, todo seguía igual. Yo seguía vomitando cada dos por tres, Troy seguía haciendo lo que quería conmigo… y sí, sé que se lo había contado a Brenda, pero desde aquel lunes, desde que le confesé todo, no volvimos a hablar de ese tema, no sé, se podría decir que era un tema tabú. Yo no quería hablar de aquello y le hacía ver a Brenda que todo iba a mejor, incluso le dije que Troy ya no me hacía aquello y que yo había dejado de provocarme vómitos, cosa que no era verdad. Pero, ¿para qué agobiarla? No quería joderle la vida y que solo estuviese pendiente de mí, es una chica guapa, simpática, buena persona, lo tenía todo y no pensaba hacerle la vida más difícil por tener que preocuparse de una idiota como yo. Me había pasado la semana pensando en lo de irme de aquí, pero no estaba segura, aquí tenía a Brenda, además no creo que por irme de esta ciudad todo se fuera a arreglar de repente.

Ya eran menos veinte, Brenda estaría a punto de llegar. Yo ya estaba vestida, preparada, todo, incluso ya había vomitado una vez esta mañana.
De repente, el timbré sonó y supuse que era Brenda. Abrí la puerta, y en efecto, era ella, tan guapa y radiante como siempre.
- Aleeeeeeeeexa.- Gritó sonriente, como si hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos.
- Diosa pelirroja.- Reí y la abracé. Delante de ella fingía una sonrisa para que no sospechara nada.- ¿Y eso que estás tan contenta?
- No sé…- Dijo sonriente mientras nos dirigíamos a su coche.- Quizás es porque me gusta el invierno, o que hoy es viernes, o… ¡qué hoy hago cuatro meses con Eric!- Exclamó.
- Vaya, cuanto me alegro.- Sonreí y la abracé antes de montar en el coche.
Eric era el novio de Brenda. Era buen chico, pero tampoco lo conocía mucho. Sé que llevar cuatro meses con un chico no es para estar así de efusiva, pero, a Brenda los novios nunca le han durado más de uno o dos meses, por lo tanto la entendía.
- Eric es el chico perfecto.- Me dijo con un brillo especial en los ojos una vez ya montadas en el coche.
- Hacéis muy buena pareja, enserio.
- Gracias, Alex. Esta noche me va a llevar a un restaurante a cenar, aún no me lo creo.
- Pues créelo, tonta.- Le di un beso en la mejilla.
[…]
Las clases eran igual de aburridas que siempre, estaba a punto de dormirme en física, hasta que por fin sonó el timbre. Ahora tocaba educación física, - qué bien- pensé irónicamente. Pero antes de dirigirme al gimnasio necesitaba ir al baño. Cuando me dirigía al aseo, me encontré con Troy y unos amigos suyos, y lógicamente me saludó, se supone que éramos la pareja perfecta, la envidia de todos, los más enamorados.
- Hola cariño.- Me dijo él mientras me cogía de la cintura y me daba un beso de esos de película.
- Hola cielo.- Le correspondí con un suave beso.- Hola chicos.- Saludé a los amigos de Troy.- Bueno, yo me voy que tengo gimnasia.
Me solté de sus brazos y empecé a caminar.
- Pero Alex, si por allí no está el gimnasio.- Me advirtió mi ‘novio’.
- Lo sé amor, pero es que voy al baño. Luego nos vemos.- Me despedí.
Continué andando hasta llegar al aseo. Entré y cerré la puerta. Cuando iba a entrar a un baño, oí que la puerta se abría. Giré y vi a Troy.
- ¿Qué haces aquí?- Pregunté confusa.
- Venga, Alexa.- Me cogió en brazos, me metió en un baño y me pegó a la pared. Comenzó a darme besos y a desabrocharme los pantalones.- Date prisa que tengo clase.
- Troy para.- Intenté apartarlo con las manos pero siguió.- Que pares, déjame, no quiero sexo.- Dije con un tono más elevado.
En ese momento me soltó y paró.
- Muy bien, como quieras, pero que sepas que nadie te querrá nunca, das asco. Eres una puta.- Esas palabras me sentaron mal, muy mal, pero no podía quedarme callada y cuando ya se iba abrí la boca.
- Y tú un imbécil.
- ¿Qué has dicho?- Se giró y me miró desafiante.
- Lo que oíste.- Dije con un poco de temor.
Después de aquello y cuando menos me lo esperaba, me pegó una bofetada.
- Zorra.- Abrió la puerta y salió.
En aquel momento comencé a llorar, me miré al espejo y vi toda mi cara marcada por una gran mano roja. Busqué en mi bolso, encontré una chocolatina, la abrí y le pegué un bocado. A continuación me fui al váter, me arrodillé frente a él e hice lo que solía hacer; vomitar.
Después de aquel altercado, no me lo pensé dos veces y me fui al despacho del director.
Toqué a la puerta y oí un ‘adelante’.
- Alexandra, ¿qué te trae por aquí?- Me dijo el señor Evans.
El Sr. Evans era el director del instituto y mi profesor de química. Era un hombre de unos cincuenta y tantos, alto, pelo canoso y muy agradable. Lo conocía desde pequeña, ya que era un gran amigo de mi padre.
- Pues… Verá, querría pedir el traspaso.
- ¿Cómo el traspaso?- Me preguntó alarmado.
- Eh… Sí, se lo pido por favor.
- Bueno, ¿y a qué centro te gustaría ir?
- Pues no sé, me voy a Canadá, pero no sé a cual, por eso se lo pido a usted.
- ¿¡Canadá!?
- Sí, con mi hermana.
- Pero, ¿tus padres saben algo?
- Claro, están conformes.- Mentí. La verdad, aquí, en California, podías hacer muchas cosas sin el permiso de tus padres mientras tuvieras más de 16 años, y una de ellas era esta, el traspaso.
- Bueno, está bien, veré que puedo hacer.- Comenzó a teclear el ordenador.- Espera un momento.
[…]
- Bueno, pues Alexa, ya sabes a partir del lunes empiezas en ese instituto de Stratford, eso sí, tienes que entender que el curso ya comenzó y que los mejores institutos están llenos, no quedan plazas. Este es el que está más cerca de la casa de tu hermana, no es muy bueno, pero tranquila, solo te queda este curso y luego irás a la universidad.
- Claro.- Asentí.
- Espero que estés bien, y volvernos a ver pronto. ¡Ah! Toma, este papel lo tienes que entregar el primer día de clase.- Me entregó una hoja.
- Por supuesto y gracias.
Salí del despacho y dio la casualidad de que Brenda pasaba por ahí.
- ¡Alexa!- Se dirigió hacia mí.- ¿Dónde te habías metido?
- Eh… Nada, vine a preguntar una cosa y me entretuve.
- Ah, vale. Por cierto, ¿qué es ese papel?- Dijo mientras lo señalaba.
- Nada, basura.- Lo guardé en mi bolso y continuamos andando.
Ya era hora de irse a casa y Brenda se ofreció a llevarme a la mía. Cuando ya estábamos en la puerta de mi casa nos despedimos.
- Pásatelo muy bien esta noche, te lo mereces.- Le dije mientras la abrazaba.
- Gracias, lo haré, no lo dudes.- Me guiñó un ojo.- Nos vemos este fin de semana, ¿sí?- Asentí con la cabeza.
- Te quiero muchísimo, Brenda.- La volví a abrazar y le de un beso es la mejilla.
Me miró extraña ante aquel último comentario que hice.
- Y yo a ti, Alexa.- Sonrió.- Me voy, hablamos luego.
- Claro.- Contesté.
Cuando la vi montar en aquel auto empecé a llorar, aún no estaba segura de lo que iba a hacer, pero debía hacerlo, por mi bien.
Entré a casa, no había nadie, como de costumbre. No entré ni en la cocina, ya que no me apetecía comer nada para luego ir a vomitar. Subí directa a mi habitación, encendí el ordenador y tecleé ‘viajes de ida a Canadá para esta noche’. Estuve mirando todos los resultados que habían, el que más pronto salía era a las seis de la madrugada sin pensarlo dos veces cliqué al botón que ponía ‘comprar’, metí el código de la tarjeta de crédito y ya. Ya tenía ese billete que tanto quería para poder salir de aquí. Apagué el ordenador, me levanté de la silla, me acerqué al armario y saqué mis dos grandes maletas para meter toda mi ropa y mis cosas.
Empecé por meter el portátil y luego la ropa. Por último cogí una caja en la que guardaba todos mis recuerdos desde los diez años. Antes de meterla en la maleta, la abrí, me apetecía recordar algunas cosas. Empecé a ver souvenirs que tenía de ciudades que había visitado, también vi posters guardados de mis ídolos y por último vi fotos, con Brenda. Otra fría lágrima recorrió mi mejilla y un escalofrío todo mi cuerpo.
No podía irme sin despedirme de Brenda, sería un mal gesto, una falta de respeto, pero tampoco se lo quería decir ahora, porque sé que le jodería la noche y no quiero estropearle nada.
[…]
Ya había terminado de hacer las maletas, ahora me encontraba delante de mi escritorio, con dos folios enfrente de mí. Pensé que no era una buena idea irme sin decir nada, sin ni siquiera despedirme, por lo tanto ideé escribir dos cartas; un para mis padres y otra y la más importante para Brenda.
Comencé con la que iba a escribir a mis padres:

Me voy de casa, estaré bien, tranquilos, me voy a vivir con Kristen.
Os quiero.
Att: Alexandra.
Con mis padres no fui muy explícita, ya que, nunca tuve mucha relación con ellos, solo los lazos de sangre que nos unían.
A la hora de escribir la carta dirigida a Brenda, no me salían las palabras. Eran tantos años juntas, tantos recuerdos, tantas experiencias. Pero al fin me salió algo, no me esmeré mucho, pero sí lo suficiente para que me entendiera y supiera que la quería muchísimo:

Lo siento mucho, pero necesitaba irme de aquí. Me voy a vivir con mi hermana Kristen a Canadá.
Últimamente, como ya sabes, no he pasado un buen momento en la vida, y por esa razón necesito alejarme de todo esto. Mi marcha será temporal, tranquila, cuando tengo algo de tiempo vendré a verte, te lo prometo.
Sabes que aunque no esté allí puedes llamarme cada vez que tengas un problema, sabes que siempre estaré ahí. Lo siento de verdad.
Te quiero muchísimo, Brenda. No quiero que estés mal.
Att: Alexa.

Al terminar de escribir la carta una lágrima cayó en ella, intenté quitarla sin estropear el papel.
Terminé de preparar todo, me tumbé en el sofá a ver la tele y ahí me quedé hasta las once de la noche. A esa hora me levanté y me fui a la cama, debía dormir un poco, ya que el vuelo salía a las seis y tendría que estar una hora antes, es decir, a las cinco, para facturar y por lo tanto me levantaría sobre las cuatro. Apagué la luz y puse el despertador.
A la mañana siguiente, bueno mejor dicho madrugada, me levanté, eran las cuatro y lógicamente era de noche.
Me vestí sencilla, no tenía ganas de arreglarme. Agarré la carta que era para mis padres y la dejé sobre la estantería de la entrada. Luego cogí la que iba dirigida a Brenda y la guardé en mi bolso. A continuación cogí las maletas, abrí la puerta y salí fuera, en el momento que cerré la puerta una escalofriante sensación recorrió mi cuerpo.
Llamé un taxi, que extrañamente vino bastante rápido para lo que solían tardar habitualmente.
Antes de indicarle al taxista que me llevara al aeropuerto le di la dirección de la casa de Brenda, tenía que dejarle la carta. Al llegar bajé del coche, saqué la carta de mi bolso y me aproximé al buzón. Metí la carta por la rendija y comencé a llorar. Me di la vuelta y me dirigí al taxi, debía irme. Una vez montada en el vahículo le di la orden al taxista de que me llevara al aeropuerto.
Veinte minutos después ya estábamos allí, bajé y el conductor me ayudó a llevar las maletas hasta el lugar donde había que facturarlas. Se lo agradecí y le pagué el coste del trayecto. Una vez todas las maletas facturadas, me senté a esperar que me dieran paso a poder entrar en el avión. A las seis y media – con media hora de retraso - una voz femenina por megafonía, anunció que ya podíamos entrar al avión.
Me levanté de aquellas sillas tan incómodas y fui al avión, entré y busqué la butaca en la cual me tocaba sentarme, - tranquila Alexa, todo saldrá bien – me dije para mi misma.
Ahora mismo estaba dentro de un avión, rumbo a una ciudad que desconocía y a punto de que mi vida diera un cambio radical, aunque un cambio no siempre significa que vaya a ser bueno.
                                                 ***
Pues no sé que decir hoy JAJA
A ver, espero que os haya gustado, y sino, pues lo siento, aunque a mi tampoco me ha agradado mucho este capítulo pero bueno. Por cierto, creo que en el capítulo 3 ya saldrá Justin adshadgshjfgadf juju:3
Y bueno, que espero vuestro siguiente y solo os pido una cosi: ¿me recomendáis? Es que tengo pocas lectoras, por fi*^*
Os quiero mucho, bonitas.

domingo, 6 de enero de 2013

CAPÍTULO 1 ‘Realidad’


‘Realidad’

Los rayos de sol iluminaron mi cara. Era sábado, las once de la mañana. Me levanté, bajé a la cocina, miré alrededor, no había nadie, como siempre. Yo solía pasar el día sola, en casa, a no ser que viniese Brenda, pero últimamente venía menos ya que tenía novio nuevo, pero con el de ahora llevaba unos meses, y como era su primera relación se podría decir seria quería poner todo su empeño para que saliera bien. Cogí una manzana y volví a subir a mi habitación. Le pegué un bocado y enseguida fui al baño, me arrodillé delante del váter, me metí los dedos en la boca y comencé a vomitar, si, era bulímica cosa que nadie sabía. Me levanté, me miré al espejo, -eres una puta gorda- pensé. Empecé a llorar, y seguidamente di un golpe con mi puño en el espejo, con tanta fuerza que el espejo se rompió y mi mano empezó a sangrar. Al momento sonó mi móvil, era Troy, lo cogí.
· Dime.
· Voy para tu casa en diez minutos.
· No, Troy, hoy no, por favor.
Me colgó, eso quería decir que venía, que le daba igual lo que le había dicho. Abrí el botiquín, cogí una venda, me la puse lo mejor que pude. Diez minutos después, como ya había dicho, Troy estaba llamando a la puerta, bajé y abrí.
- Por favor Troy vete, hoy no tengo ganas.
- Pero yo sí.- Me cogió de la mano y me llevó hasta mi habitación.
Me empezó a besar en la boca, yo aparté mi cara, pero el siguió con mi cuello, empezó a desabotonar la parte de arriba de mi pijama, hasta dejarme sin ella. Continuó besándome, él se quitó su ropa y a mí terminó por quitarme los pantalones. Me tiró a la cama y se colocó encima de mí, me desabrochó el sujetador, me quitó las bragas y él se quitó sus calzoncillos, sacó un preservativo y acabamos haciéndolo. Al terminar se vistió rápidamente y se fue sin tan solo decirme adiós.
Y sí, aquella era mi ‘perfecta’ vida, era bulímica, con la autoestima por los subsuelos y con un novio que solo me quería por el sexo cuando él quisiese. Y bueno, la bulimia y la autoestima por los suelos, también se podría decir que fue producida por Troy. De repente me vino un flash back a la cabeza.
*FLASH BACK*
(Seis meses antes)
- Venga Alexa, quítate la blusa.- Me dijo Troy mientras me besaba el cuello.
- No, no me apetece sexo ahora.
- ¿Por qué?
- Tío, Troy, estás todo el día pidiéndome sexo, y yo quiero un chico me lleve al cine, a dar una vuelta… no solo follar, follar y follar.
- Mira Alexandra, me deberías de dar las gracias, ya que yo al menos quiero sexo contigo, porque si me dejas, ¿quién va a querer estar con una gorda, asquerosa, fea e insoportable como tú?
*FIN DEL FLASH BACK*
Desde entonces, no me quito esas palabras de la cabeza ‘gorda, asquerosa, fea e insoportable’ , porque en realidad, tiene toda la razón, doy asco.
Brenda no sabe nada, ya que, si se enterase movería mares y tierras para hundir a Troy y que yo me mejorara, y no quería.
Estuve en mi casa, aburrida, sin nada que hacer. Abrí el armario para sacar una manta, ya que tenía frío, de repente una caja se me cayó encima. La abrí, era una caja llena de fotografías, empecé a ojearlas, una me llamó la atención: éramos mi hermana y yo dos meses antes de que ella decidiera irse de casa y abandonarnos, o eso es lo que me había contado mi madre. Aunque si yo hubiera sido ella también lo habría hecho.
Miré la siguiente foto, fue el día antes de que se fuera.
*FLASH BACK*
- Alex, ven a mi habitación.- Me gritó mi hermana.
- Dime.- Dije entrando por la puerta.
- Ven, vamos a hacernos una foto.
- ¿Para qué? Ya tenemos muchas.
- Quiero otra foto con mi hermana.
- Venga, va.
Nos colocamos juntas, mi hermana me dio un beso en la mejilla, yo empecé a reír y ¡zas! ¡foto! La pasó al ordenador y acto seguido la imprimió. Hizo dos copias, una se la quedó ella y otra me la dio a mí.
- Toma, si algún día estás mal, mírala y recuerda que te quiero y que tienes a tu hermana para todo.
- Pero, ¿que dices, Kristen?
- Un día lo comprenderás.
*FIN DEL FLASH BACK*
Ahora es cuando más necesitaba a mi hermana, hacía cinco años que no la veía. Había veces que hablábamos por teléfono, pero no mucho. Sé que se fue a vivir a una pequeña localidad de Canadá llamada Stratford, había veces que desearía ir con ella pero no puedo, aunque… ¿por qué no? Podría irme a vivir con ella, empezar una nueva vida, alejada de todo esto, pero… Y Brenda, ¿qué? Nunca habíamos estado separadas más de una semana. El verano lo solíamos pasar juntas, la navidad también, prácticamente toda nuestra vida hemos estado juntas.
Estuve pensando todo el fin de semana la idea de irme, pero no estaba segura, dejaría todo por empezar de cero, y no creo que fuera a ser muy fácil.
#Lunes.
Sonó el despertador, me levanté e hice como cada mañana, me vestí, cogí algo para comer, volví a subir a mi habitación, entré al baño y volví a vomitar, no podía evitarlo, necesitaba hacerlo.
|| Narra Brenda ||
Ya me había arreglado, cuando cogí mi coche y decidí ir a casa de Alex a recogerla y darle una sorpresa, ya que este fin de semana no nos habíamos visto.
Al llegar a la puerta, aparqué el vehículo y toqué a la puerta, pero nadie contestaba, menos mal que tenía una copia de la llave de su casa, la saqué del bolso y abrí. Miré en la cocina, no había nadie.
- ¿Alexa?- Nadie contestaba.- ¿Alexandra?- Comencé a oír ruidos extraños procedentes de su habitación, me empecé a asustar. Empecé a subir las escaleras cuidadosamente, entré en su habitación, miré y tampoco había nadie, fue entonces cuando me di cuenta de que los ruidos provenían del baño, entré y la vi ahí: arrodillada delante del retrete provocándose vómitos.
- ¿Qué coño haces, Alexandra?- La levanté y la miré a los ojos.
- Yo…- Agachó su mirada.
- ¿Por qué haces esto?
- ¿No me ves? Soy una puta obesa.- Se derrumbó y comenzó a llorar.
- ¿Qué dices? ¿Tú, obesa? A ver, dime, ¿desde cuándo llevas con esto?
- Empecé hará unos seis meses.
- ¿Qué? ¿Y por qué coño no me has dicho nada?
- Déjalo Brenda, no tengo ganas de hablar de esto.- Salió del baño. Cogió su mochila y bajó a la planta baja. La seguí, la cogí del brazo y la volví a mí.
- No, no lo pienso dejar. Eres mi mejor amiga, mi hermana, y no te puedo ver así.
- Por favor, déjalo por ahora. Vámonos.
|| Narra Alexandra ||
Me di la vuelta, abrí la puerta de la entrada y salí. Brenda me siguió, nos montamos en su descapotable azul metálico. Permanecíamos calladas. Ni una palabra, ni un gesto, ni un mísero ruido, nada. De repente paramos en un semáforo que se encontraba en rojo. Fui a abrir mi mochila para coger un chicle, fue entonces cuando al hacer ese gesto Brenda vio mi mano, vendada.
- ¿Qué es esto?- Me preguntó mientras alzaba mi mano.
- Nada, el otro día me corté con una botella.
- Ya, claro, y yo me chupo el dedo, ¿no?
De repente el semáforo se volvió verde y Brenda giró a la derecha.
- ¿A dónde vas? Por allí no está el instituto.- Pregunté extrañada.
No me contestó y a los dos minutos aparcó el coche al lado de un descampado, mejor dicho, el descampado. Cuando Brenda y yo éramos pequeñas solíamos escaparnos de casa e ir a ese descampado a jugar con niños de por allí cerca. En realidad, como he dicho antes, nos escapábamos, ya que a nuestros padres no les hacía gracia que fuéramos a aquel descampado a jugar con niños de clase social y económica más baja que la nuestra.
- Baja del coche.- Me dijo ella mientras me abría la puerta.
Hice caso a su orden y bajé. Empecé a mirar alrededor, encontramos unos troncos de madera por ahí, nos dirigimos hacia ellos y nos sentamos.
- ¿Me vas a contar lo que pasa?- Siguió insistiendo.
- No es nada, tonterías.
- Mira, Alexa, llevamos juntas prácticamente desde que nacimos, y me jode que no me cuentes esto, dices que no es nada, pero te he pillado provocándote vómitos y ahora con unos grandes cortes en las mano y sé que te pasa algo, estás rara, no eres la Alexandra Crown fiestera, positiva, alocada que yo conocí y me jode que no me lo cuentes, porque se supone que somos como hermanas y sabes que si me lo cuentas y me parece mal, no te juzgaré, al contrario te apoyaré y te ayudaré.
Después de esas palabras me quedé un tanto asombrada. Debía contárselo, no podía seguir ocultándole todo.
- Está bien…- Cogí aire y respiré fuerte.
Le comencé a contar todo, lo de Troy, la bulímia, la autoestima por los suelos todo.
- Joder Alex.- Me dijo Brenda después de haberle contado todo.- ¿Por qué no me lo contaste antes?
- Tenía miedo.
- ¿De qué?
- Pues de quedarme sola, sin nada y perder todo.
- A mí nunca me perderás, lo sabes. Pero, ¿te puedo hacer una pregunta?
- Claro.- Contesté.
- Lo de Troy y tal, ¿por qué lo hizo?
- No lo sé.- Agaché la cabeza.
- Parecía enamorado de ti y tú de él, parecíais felices.
- Lo sé, Brenda. Pero es que todo lo que reluce no es oro.
- Bueno, tú tranquila, verás como todo se solucionará y yo te ayudaré.- Me abrazó.
En aquel momento, noté un lágrima deslizarse por mi mejilla.

                                             ***
Pues a ver, espero que os haya gustado el primer capítulo y pues que leáis la novela y tal. Sé que este capítulo ha sido un poco corto, pero tened en cuenta que es el primero y que aquí os presento la vida de la protagonista y eso, eso sí, los demás ya empezarán a ser, más largos.
Ale, ya no tengo nada más que decir, bueno una cosa más: ¿me podéis recomendar, por favor? Os lo agradecería muchísimo.
Espero vuestro siguiente*^*
Os quiero<3

Introducción.

~Personajes.

- Alexandra Crown: Sus amigos la suelen llamar Alex o Alexa. Una chica morena, pelo algo ondulado, alta, delgada, unos ojazos verdes, en definitiva es una chica bellísima. Tiene 17 años, no tiene un novio muy formal, está con un chico, Troy, pero su relación es un poco superficial y por interés. Megan proviene de una familia adinerada, clase muy alta, es la hija ejemplar, nunca ha dado problemas, se podría decir que es la chica perfecta. Pero, su familia, en realidad no sabe lo que pasa.




- Troy Black: Un chico castaño, guapísimo y muy atractivo. También es de clase alta, cuando lo ves piensas que es un caballero, su forma de tratar a las mujeres, su buena educación, todo. Aunque puede que luego no sea como parece ser. Y por su puesto es el novio de Alexandra

- Kristen Crown: La hermana mayor de Alexa, tiene 22 años. No tiene mucha relación con su familia, ya que cuando esta tenía 17 años empezó a hacer tonterías con las drogas, y por supuesto su madre no iba a permitir tener una hija así en casa, por lo tanto la echó. Kristen no tenía a donde ir, y decidió dejar California para mudarse a Stratford una pequeña localidad de Canadá.

- Brenda Ross: ‘Diosa pelirroja’ así es como la llama Alexandra. Es su mejor amiga, desde siempre, darían la vida la una por la otra, son como dos hermanas. No pueden vivir distanciadas, nada les ha logrado separar, cosa que puede que cambie.

- Justin Bieber: Un chico de otro mundo diferente al de Alexandra. Le da igual todo, solo le importa el sexo y su moto. No tienen nada que ver, cosa que hará que se atraigan o que se odien quien sabe. Puede que Justin cambie por un amor, pero como dice un refrán: ‘mala hierba nunca muere’.

~Introducción:

Una chica que lo tiene todo para triunfar en la vida: dinero, belleza, oportunidades… todo y sin embargo se ve envuelta en un mundo que no está hecho a su forma de vida, hará que todo eso cambie o simplemente se esconda.